MANEJO DE FRACTURAS.


Los principales objetivos del tratamiento de una fractura es estabilizarla, permitir la rápida movilización y conservar la función. (1, 8, 9, 10).
El paso inicial es reducir la fractura poniendo los extremos en contacto y evitando la angulación. Posteriormente se estabiliza para evitar el dolor, mantener la alineación y facilitar la formación del callo. (1, 9).
Los ortopedistas emplean una amplia variedad de fijaciones, en el tratamiento de las fracturas. La elección depende de las características de la lesión, su localización, las lesiones asociadas, el tipo de paciente, etc. (1, 11).
Hay 2 tipos principales de fijación de las fracturas: cerrado y abierto (9).

Reducción cerrada:
Tratamiento conservador que consiste en la reducción de la fractura mediante manipulación externa y su fijación con yeso o tracción continua. (1, 9, 10).
Es necesario el control posterior con Rx simple, para detectar cualquier desplazamiento. (1). (Fig 83 y 84).


Fig 83. Reducción cerrada.
A: Rx lateral. Fractura del radio distal, con angulación anterior.
B: Rx lateral. Luego de la reducción, se estabiliza con yeso.


Fig 84. Control de reducción.
A: Rx lateral. Luxación anterior del codo.
B: Rx lateral. Adecuada reducción de la luxación y fijación de la articulación con yeso.

Reducción abierta:
Manejo quirúrgico donde después de la reducción, se utilizan materiales de fijación interna, externa o intramedular, para estabilizar y mantener la alineación de los
fragmentos óseos, durante el proceso de curación. (1, 10).
La compresión aumenta el contacto entre los extremos y permite la cicatrización. Esta puede ser estática (Se usa solo el material) o dinámica (Además del material, se aprovecha la fuerza muscular o el peso del cuerpo). (1, 10).


Fig 85. Cicatrización por primera intención.
Rx AP. Fractura espiroidea en la diáfisis humeral, estabilizada con clavo de enders. Hay incipiente formación de callo óseo, secundario a la cicatrización por primera intención.


Fig 86. Cicatrización por segunda intención.
A: Rx AP y B: RM coronal en T1. Fractura sobre la unión entre el tercio medio y distal de la tibia, fijada con clavo de Kuntcher. Se aprecia prominente formación de callo óseo, por cicatrización por segunda intención.


Fig 87. Callo perióstico.
A: Rx AP. Fractura de la tibia estabilizada con clavo de Kuntcher. Clínicamente está consolidada, pero persiste línea radiolúcida entre los extremos.
B: RM coronal en T1 y C: RM coronal en STIR. Callo óseo continuo, sin cambios inflamatorios.


Fig 88. Consolidación radiológica.
A: Rx AP. Fractura de la diáfisis femoral, estabilizada con clavo de Kuntcher.
B: Rx AP después de 18 meses. Adecuada consolidación, con formación de callo óseo compacto.


Fig 89. Tutor externo.
Rx AP. Fractura en la diáfisis tibial, con mucho compromiso de tejidos blandos y fijación con tutor externo.


Fig 90. Tutor externo.
A: Rx AP. Luxación de la articulación de la muñeca.
B: Rx AP. Reducción y fijación mediante tutor externo.


Fig 91. Tutor externo circular.
Rx AP. Tutor externo utilizado para lograr el alargamiento de la extremidad.


Fig 92. Clavo de Enders.
A: Rx AP. Fractura espiroidea y con angulación en valgo, de la diáfisis humeral.
B: Rx AP. Reducción abierta y fijación intramedular, con clavo de enders.


Fig 93. Clavos de enders.
A: Rx AP de fémur y B: Rx AP de pierna. Fracturas en le tercio medio del fémur y la tibia, alineadas con clavos de enders.


Fig 94. Clavo de Kuntcher.
A: Rx AP. Fractura espiroidea en la tibia distal.
B: Rx AP. Reducción anatómica y estabilización con clavo de Kuntcher.


Fig 95. Clavo de Kuntcher.
A: Rx lateral y B: Rx AP. Fijaciones de fracturas de fémur, con clavo de Kuntcher.
Se han colocado tornillos proximales o distales, para evitar la rotación.


TIPOS DE MATERIAL: